Un barniz efímero de agua
sobre el asfalto,
cubre como un espejo
la superficie gris de la calle.
Mis zapatos viejos muestran
una actitud resignada,
demasiadas historias.
Los apoyo contra la pared
mojados de lágrimas de lluvia.
Mientras me pongo otros, pienso:
están muertos, el tiempo asesino
sobrevive a su victima
y yo, camino hacia la soledad.
El sol persigue las gotas que huyen.
Graves amaneceres, no me dejan dormir
y mis zapatos cansados de andar
por caminos y senderos,
ven como los años pasan
bañados de melancolía.
Me abrocho la gabardina,
camino con otros, me siento sola
y mis zapatos viejos,
visten de violeta a la aurora.