Este poema de mi libro El sonido del deshielo está dedicado a mi Padre:

SIN UN RESPIRO:

Respirar incienso

y dejar volar a ciegas el alma

que avanza trazando círculos,

sin que nada se interponga.

El sol quema las alas

que no pueden derretirse.

El cielo se nubla

y las montañas se desplazan.

Dicen que te busco, que te lloro,

pero no puedo devolverte la vida.

Que silencio, que vacío

escribir un poema,

sobre tu muerte sin anunciar.

Estos versos de mi poema Muerte de un miliciano, está publicado en la antología Hiriendo de luz el mar helado, dedicado a la fotografía de Robert Capa:

La muerte de un miliciano

camina sueño adentro

y atraviesa mi mundo interior.

Su foto enmohecida con olor de llantos

avivan mi desprecio.

En una supuesta guerra

en un supuesto lugar

en una supuesta fecha

el silencio que otorga,

sin abrir la boca,

es una muerte anónima.

Matar no es un juego

sino el vientre que pare

la desdicha y la pobreza

y de forma trágica

acaban con la infancia.

LA ASFIXIA DEL MAR MENOR poema mío que dediqué en homenaje al Mar Menor

Acudo de nuevo a la cita

con este mar.

Una brisa de ceniza y destrucción

perfuma tus orillas.

Escucho los latidos

de espuma y marejada.

Tu lengua de sal cicatriza mis penas,

y calman mi tristeza.

Con un abrazo tembloroso

me arrulla y envuelve este mar,

sin viento, sin olas.

Dentro de mí, te siento,

y llevo en mis labios el frío azul

de un mar sin apenas vida.

Toco tus aguas sosegadas

y en mi interior resuena melancólico el ayer.

Mar Menor, te roban tu luz, tu olor,

y tu nombre de laguna salada.