Esta mañana en la feria del libro en Aluche, recital presentado por Gloria Solas de Alianza Hispánica
Amigos y compañeros os espero
De mi antología Bye, bye, Antígona, estos versos de mi poema Las silabas de su nombre:
El sonido de una voz ausente
y el eco de pasos vagabundos
sobreviven y se refugian en el calor del hogar.
El cielo fúnebre se deja envolver
por su dulzura y sofoca el llanto en la garganta.
Con las manos cristalizadas por el invierno,
la ciudad acepta su amargura.
Tiemblan los labios ante la copa de veneno
y abandona la patria, desterrada.
LLEVA UNA CITA DE ANTÍGONA:
NO IBA YO A INCURRIR EN LA IRA
DE LOS DIOSES VIOLANDO ESAS LEYES POR TEMOR
A LOS CAPRICHOS DE HOMBRE ALGUNO…
De la antología Refugiados, estos versos de mi poema Prisioneros del tiempo:
En la madrugada sienten frío
y en las ciudades deshabitadas
se respira el miedo
y en el oído el eco de sus gritos
rompe el silencio cuajado en hielo.
Con las manos encallecidas dejan su hogar,
destierros vestidos con sus alaridos
se pierden bajo la lluvia gris.
Prisioneros de tiempo,
sus nombres ensangrentados
vagarán hacia la orilla del olvido.
MI PRÓXIM ANTOLOGÍA
De mi libro Refugiados, estos versos del poema La llegada sin retorno:
En el crepúsculo y el fuego
su mísero destino,
la soledad de siglos
habita en un mundo oscuro.
No hay más que las plegarias del día
cuando nada se espera,
envuelve los rostros con pañuelos de papel.
El peso de los hechos, aliento helador
desgarra el cielo y naufragan reliquias.
Versos del poema ya publicado, Manantiales de dulzura:
Un resplandor lejano
atado al hilo de los sueños,
pinta tus párpados de azul eterno.
El reloj de pared acompasa tus latidos
y entre las caderas de las sábanas
cierras los cristales de la noche.
Las arrugas de su frente,
en armoniosa melodía,
escriben tu nombre
y sientes su voz contra tu pecho.
Preludio y epílogo del amor.
De la antología Refugiados, de la editorial Playa de Ákaba, estos versos de mi poema El paraíso perdido:
Vienen de mundos masacrados
con su infancia nunca usada.
Lamentos enjugados con harapos
en un atroz peregrinaje.
No conocen la paz, pero sí,
las quejas ahogadas con los puños.
Les amordazan con cañones
y se pierden en las calles vacías.
En la madrugada sienten frío
y en las ciudades deshabitadas
se respira el miedo
y en el oído el eco de sus gritos,
rompe el silencio cuajado en hielo.
Con las manos encallecidas dejan su hogar,
destierros vestidos con sus alaridos
se pierden bajo la lluvia gris
y solo, quedan aquellas palabras ocultas.
Después de una jornada de escribir mi próximo ensaño, un café y un descanso.
De mi libro Retazos de mi ser, estos versos del poema Mis zapatos:
Los apoyos contra la pared
mojados de lágrimas de lluvia
mientras me pongo otros pienso:
están muertos,
el asesino del tiempo sobrevive a su víctima
y yo…
El sol persigue al agua que huye.
Me desabrocho la gabardina
camino con otros zapatos
y me siento sola.