De mi antología Bye, bye, Antígona, estos versos de mi poema Las silabas de su nombre:

El sonido de una voz ausente

y el eco de pasos vagabundos

sobreviven y se refugian en el calor del hogar.

El cielo fúnebre se deja envolver

por su dulzura y sofoca el llanto en la garganta.

Con las manos cristalizadas por el invierno,

la ciudad acepta su amargura.

Tiemblan los labios ante la copa de veneno

y abandona la patria, desterrada.

LLEVA UNA CITA DE ANTÍGONA:

NO IBA YO A INCURRIR EN LA IRA

DE LOS DIOSES VIOLANDO ESAS LEYES POR TEMOR

A LOS CAPRICHOS DE HOMBRE ALGUNO…

De la antología Refugiados, de la editorial Playa de Ákaba, estos versos de mi poema El paraíso perdido:

Vienen de mundos masacrados

con su infancia nunca usada.  

Lamentos enjugados con harapos

en un atroz peregrinaje.

No conocen la paz, pero sí,

las quejas ahogadas con los puños.

Les amordazan con cañones

y se pierden en las calles vacías.

En la madrugada sienten frío

y en las ciudades deshabitadas

se respira el miedo

y en el oído el eco de sus gritos,

rompe el silencio cuajado en hielo.

Con las manos encallecidas dejan su hogar,

destierros vestidos con sus alaridos

se pierden bajo la lluvia gris

y solo, quedan aquellas palabras ocultas.